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Por qué todavía no sabemos con certeza si beber vino provoca migraña

25/05/2025
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Por qué todavía no sabemos con certeza si beber vino provoca migraña

25/05/2025

Maribel Lucerón-Lucas-Torres y Marta Carolina Ruiz-Grao

Artículo publicado el 25 de mayo de 2025 en  Enlace 🔗

Por qué todavía no sabemos con certeza si beber vino provoca migraña

Maribel Lucerón Lucas-TorresUniversidad de Castilla-La Mancha y Marta Carolina Ruiz GraoUniversidad de Castilla-La Mancha

Todos hemos padecido alguna vez en la vida un dolor de cabeza, e incluso habremos pronunciado una frase como “hoy tengo una migraña que no me deja vivir”. De hecho, más del 90 % de los españoles asegura haber sufrido algún episodio de cefalea, según datos de la Sociedad Española de Neurología. Pero ¿sabemos realmente a lo que nos referimos cuando hablamos de “migraña”?

Es habitual confundir un dolor de cabeza con la denominada migraña. Esta se define como un problema neurológico caracterizado por episodios recurrentes de dolor de cabeza que se acompañan de cambios en el sistema nervioso, tracto gastrointestinal, alteración sensorial, nauseas, vómitos, fotofobia y también una alta sensibilidad al sonido (fonofobia).

La migraña afecta a entre el 15 % al 20 % de la sociedad adulta mundial. Además, se trata de un problema que genera incapacidad en la población que lo sufre, como la laboral, y reduce su calidad de vida. Y aunque se diferencia claramente de otros tipos de dolores de cabeza y ha evolucionado con el tiempo, en la actualidad el concepto de migraña todavía está en proceso de refinamiento y modificación.

¿Está relacionado el consumo de alcohol con la migraña?

Existen varios factores que podrían relacionarse con el desarrollo de este problema. Entre ellos, algunos hábitos y estilos de vida en los que la dieta podría jugar un papel importante. Sin ir más lejos, se ha observado que alimentos como el chocolate, la leche, el queso, los alimentos grasos y los cítricos desencadenan migrañas.

Tradicionalmente, un elevado consumo de bebidas alcohólicas mostraba una relación establecida con la aparición de dolor de cabeza según textos que se remontarían a la época del filósofo griego del siglo II Celso. Ya en el siglo XX, algunos autores como Hanington seguirían afirmándolo en sus artículos.

A pesar de esto, todavía existen incertidumbres sobre la asociación entre consumo de alcohol y el dolor de cabeza y la migraña. El motivo es que se necesitaría conocer qué componentes de cada tipo de bebida, y en qué medida, se asocian realmente a este problema. En otras palabras, hoy por hoy faltan evidencias.

Hay estudios que se inclinan por asociar el vino tinto; otros, el blanco. O incluso ambos u otras bebidas alcohólicas como el champán.

Al margen de la incertidumbre, el vino es una de las bebidas más reportadas como factor desencadenante de una migraña.

¿Por qué el vino nos da migraña?

El vino incluye en su composición ciertos componentes que podrían explicar su posible relación con la migraña: los sulfitos, los fenoles y el propio etanol (alcohol).

Estudios recientes han propuesto una posible hipótesis para explicar este fenómeno en el caso del vino tinto, el cual contiene altos niveles de fenoles.

Uno de los compuestos fenólicos que se presenta en mayores cantidades en el vino tinto, en comparación con el vino blanco y otras bebidas alcohólicas, es la quercetina. Nuestro cuerpo metaboliza el alcohol en el hígado, pero un metabolito típico de la quercetina puede inhibir la enzima responsable de metabolizar el acetaldehído, una sustancia tóxica que se produce de la descomposición del alcohol.

Cuando esta enzima no actúa correctamente, el acetaldehído se acumula en el organismo, lo que podría dar lugar a dolores de cabeza, náuseas y otras manifestaciones en sujetos susceptibles. En otras palabras, sería como si la quercetina no nos dejara digerir bien el alcohol.

Sin embargo, se da una curiosa situación: estos mismos componentes, por ejemplo los fenoles, también estarían presentes en otros alimentos que no nos producen dolores de cabeza ni migraña. El reto, por tanto, es identificar qué mecanismos serían realmente responsables de producir migraña por consumir vino, si es que finalmente se confirma.

Los resultados obtenidos en nuestro reciente trabajo de investigación, basados en datos procedentes de cinco estudios, indican que no existe evidencia suficiente acerca del aumento del riesgo de padecer migraña asociado al consumo de vino.

No obstante, incluso estos resultados son poco concluyentes debido al número limitado de estudios incluidos y a su diseño: se trata de estudios transversales que solo permiten observar asociaciones en momentos concretos, pero no afirmar sin lugar a dudas que el consumo de vino causa migrañas.

La única manera de averiguarlo sería diseñando investigaciones que lleven a cabo intervenciones controladas y analicen con rigor cómo evoluciona la salud de los participantes para establecer (o no) una relación de causa y efecto.

¿Sufre migrañas? Aprenda a identificar sus causas

No cabe duda de que identificar alimentos y sustancias de consumo habitual que pueden provocar problemas de salud, como la migraña, permitirá establecer medidas de prevención y promoción de hábitos saludables en nuestra sociedad.

Pero también es innegable que los investigadores tienen una importante limitación: actualmente no es ético inducir a la población adulta a consumir alcohol ni vino para poder realizar investigaciones.

Sin embargo, se están realizando estudios sobre consumo de alcohol con independencia financiera en España como el proyecto UNATI que seguramente dará lugar a importantes hallazgos.

Mientras esperamos resultados en esta línea, la evidencia científica a día de hoy sugiere que lo evitemos en la medida de lo posible o, si ya somos consumidores, que lo consumamos con moderación.

Ante la falta de evidencias claras, lo interesante es que cada persona se observe a sí misma para identificar individualmente qué alimentos y bebidas tienden a desencadenarle migraña tras su consumo. Para, en la medida de lo posible, evitarlos.The Conversation

Maribel Lucerón Lucas-Torres, Profesora Ayudante Doctora. Facultad de Enfermería de Albacete (UCLM). Grupo de investigación AGE-ABC (Envejecimiento Activo, Estilos de Vida Saludable y Cognición) de la UCLM. Centro de Estudios Sociosanitarios UCLM., Universidad de Castilla-La Mancha y Marta Carolina Ruiz Grao, Profesora Contratada Doctora. Facultad de Enfermería de Albacete (UCLM). Grupo de investigación AGE-ABC (Envejecimiento Activo, Estilos de Vida Saludable y Cognición) de la UCLM. Centro de Estudios Sociosanitarios UCLM., Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

 

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