La arquitectura o, mejor dicho, la fisonomía arquitectónica que Sant'Elia intuyó hace casi veinte años con lógica penetración constructiva, se ha cumplido y hoy está alcanzando su apogeo. En Estados Unidos está tocando el ápice de su parábola ascendente.
Futurismo significa adelantarse a los tiempos, es decir, pensar en lo que hay que hacer en lugar de dormirse en los laureles. Mañana ya no tendrá cabida el rascacielos. El cemento armado ya está en declive y con él, necesariamente, su fisonomía y su estética. El uso de las vigas de hierro macizo, con sus estructuras reticuladas, las grandiosas estructuras en tensión, las ciclópeas estructuras colgantes han alcanzado su poderosa y lógica expresión, quizás ya algo rancia, en los poderosos puentes colgantes, en las geniales grúas Kentylever y en las antenas de radio.
Volviendo al rascacielos, la creciente difusión de los medios de locomoción hace que ya no sea necesario aglomerar las viviendas para aprovechar al máximo el espacio. Por lo tanto, es inútil la concentración en estructuras verticales.
En ciertos proyectos urbanísticos muy recientes ya se ven rascacielos enormes tan separados los unos de los otros que pueden colocarse horizontalmente en lugar de verticalmente, ocupando el mismo suelo con el mismo volumen sin necesidad de tantas acrobacias y equilibrismos técnicos cuyo único efecto es el de encarecer la construcción y aumentar los peligros para los que viven en ellos. Así queda demostrado lo absurdo e ilógico del rascacielo-colmena, nacido y creado para el máximo aprovechamiento del suelo. Algo que no existe en estos novísimos proyectos urbanísticos, por lo que estos edificios de tipo "intensivo", enormemente separados entre sí, ya no tienen razón de ser. Se trata, entonces, de una moda: la lírica del rascacielos o, mejor dicho, ¡el rascacielos para la lírica!
En Italia este tipo de edificio no ha tenido el tiempo de nacer y, mientras hoy asistimos a los primeros intentos de importarlos, es evidente que la necesidad ya ha desaparecido. Concentrar para acortar distancias ya no es nuestra mayor preocupación: hoy el hombre ha aprendido a devorar los espacios. Si una persona debe ir desde un edificio que se encuentra en un barrio a un edificio que se encuentra en otro barrio, por muy próximo que éste sea tarda muchísimo tiempo en subir y bajar en los ascensores. Es mucho mejor desplazarse horizontalmente, incluso si las distancias son tres veces mayores, con uno de los numerosos y rápidos medios de locomoción que hoy existen y que mañana serán todavía más numerosos. Actualmente existen otras dificultades urbanísticas más importantes que la falta de espacio (hablamos de proyectos de ciudades construidas "ex novo", ya que las viejas ciudades nunca valdrán para otra cosa que para museos. Devolvámoles su antiguo carácter, en lugar de convertirlas en metrópolis ridículas y provincianas).
APLICACIONES
Arquitectura antibélica -Una cuestión tan importante como infravalorada que el hombre tiene el deber y el interés de estudiar es la defensa contra los ataques bélicos y bacterianos y contra los fenómenos telúricos y meteóricos.
Éstas son las amenazas que afligen constantemente al hombre, que, inconscientemente, se enamora siempre con retraso de formas estéticas que, a veces, razones de importancia capital imponen abandonar. Cada vez que un tipo de construcción debe cambiar su fisonomía por razones constructivas y funcionales el hombre libra auténticas batallas contra lo nuevo: batallas y resistencias que se basan siempre en cuestiones estético-sentimentales: fenómenos que no son sino el fruto de la costumbre. Los gustos evolucionan y se transforman, pero con una resistencia y una tozudez cada vez mayores por parte de los retrógrados.
Véase, por ejemplo, el caso de los primeros automóviles, que, por razones estéticas, seguían manteniendo la forma del coche de caballos e incluso el lugar para enganchar el animal. Sin embargo, los conservadores se quejaban de que al vehículo le faltaba algo delante, ¡tal vez un caballo de madera!
En el terreno de las construcciones arquitectónicas ha ocurrido y ocurre siempre un poco lo mismo: con igual facilidad con que ayer se enamoró de lo clásico o de lo romántico, el hombre se enamora hoy de la metrópolis, de los rascacielos ascendentes, llenos de cristales, destellos y transparencias.
Siempre ocurre lo mismo. Cuando Sant'Elia diseñaba sus futuros edificios conocía y había comprendido la aplicación lógica del cemento, del hierro y del vidrio, pero tal vez no tuviera todavía la noción exacta de lo que podía ser una nueva guerra mundial del futuro.
Volviendo a la arquitectura, queremos añadir que la luz y el sol son necesarios, pero con medida y cuando el clima lo permite. En África, por ejemplo, una casa hecha de cristal, aparte de no solucionar el importante problema de la defensa bélica, haría que sus ocupantes murieran abrasados por el sol. Sería seguramente más moderno y, en cualquier caso, más racional, diseñar aperturas proporcionadas y de orientación variable, lo que permitiría aprovechar convenientemente la luz y el calor tanto en los países tropicales como en los glaciales. En lo que se refiere a los muros, si están bien aislados sirven perfectamente para protegernos tanto del calor como del frío. Los cristales, en cambio, no cumplen esa función. Si se aprovechan realmente como cristales, es decir, si se deja que por ellos entren la luz y el sol, no serán impermeables al calor, o lo serán muy poco, porque tienen la propiedad de dejar pasar los rayos del sol con todo su poder calorífico, aunque pierden gran parte de sus propiedades radiactivas.
El futurista, por lo tanto, no debe aficionarse a las famosas aperturas racionales que muy bien, y con razón, se podrían llamar "racionalistas". El futurista no siente ningún apego por lo que ya ha sido construido si lo que puede construir es mejor. En fin, se trata de progresar con la ciencia, adelantarse a la ciencia y orientarla. Futurismo no significa estilo, sino constante evolución, marcha rápida hacia adelante. Por ello significa perdurar, porque la meta es infinita.
Ser líricos pero, sobre todo, ser prácticos; renovar las cosas en el mismo momento en que pierden su utilidad inmediata, mirar siempre hacia adelante: ser líricos, pero no de la lírica del ayer sino de la del mañana.
Si se ha necesitado una guerra para que en las masas se produjera ese milagroso prodigio de evolución mental que ha permitido convertir en realidad las ideas artísticas de los futuristas de ayer, la guerra de mañana demostrará que también los futuristas de hoy han dado en el blanco. Porque nosotros no somos profetas ni nunca pretendimos serlo, sino que simplemente vemos con mirada serena las necesidades del presente, mientras que otros, afectados por la ceguera mental, no ven lo que ocurre ante sus ojos.
Por ejemplo, la guerra de mañana demostrará a los señores de sonrisa displicente la inutilidad de todas las casas existentes, incluso las más modernas, novecentistas, racionalistas, etc.
Parece imposible, pero hasta las más hermosas y geniales colmenas de cristal serán las primeras en permitirnos contemplar la destrucción, en escasos segundos, de cientos de miles de seres humanos, en su mayoría mujeres, viejos y niños. Veremos estas enormes ciudades que representan nuestra Patria, las cosas sagradas que hay que defender, derrumbarse hechas añicos bajo la lluvia explosiva enemiga.
¡Muy poco le quedará al soldado por defender en las fronteras una vez que su Patria y su familia hayan sido destruidas!
Algunos objetarán que ahí estará nuestra aviación para defender la frontera del cielo. Pero ésta es muy amplia, y sería demasiado optimista creer que en las batallas aéreas el enemigo no tendrá el tiempo de dejar caer alguna tonelada de explosivo o que alguna otra cosa no caerá del cielo. Otros dirán que existen las máscaras antigás, pero, independientemente de la tragedia que supone la destrucción de los edificios, hay algo que estas personas no explican: al quedarse nuestras ciudades oprimidas día tras día bajo una capa de gases pesados, ¿podrían nuestras mujeres, nuestros niños, nuestros animales, pasar noches enteras, días enteros con la máscara puesta, sin comer ni dormir?
¡Dejémonos, por fin, de orgullos! ¡Organicémonos para la defensa! La defensa es connatural al hombre y a todos los seres organizados. En cada uno de nuestros actos conscientes, subconscientes e instintivos, existe una acción defensiva y, por ello, también ofensiva.
Todo se hace por la conservación propia y de la especie. Son acciones que a menudo adoptan formas estético-lógicas (como los colores de ciertos animales, flores, peces, etc.) que en otros términos podrían llamarse arte-ciencia y que, a fin de cuentas, se reúnen en un único acto concreto, porque nosotros llamamos arte a lo que se crea intuitivamente y ciencia a lo que es fruto de análisis, es decir, lo que se crea con el conocimiento. Por lo tanto:
Estética = Perfección técnica
Arte = Ciencia
Por ejemplo, una locomotora, un aeroplano, un automóvil, son tanto menos estéticos cuanto mayor es su imperfección técnica.
Una de las primeras locomotoras, comparada con las más modernas, haría reír hasta a un lego en mecánica. Lo que demuestra que se trata de pura estética (o, mejor dicho, de pura intuición). Veamos, sin embargo, los aspectos técnicos de la cuestión. Las primeras de estas máquinas se construían aplicando puros principios de racionalismo y, sin embargo, son mucho menos lógicas que las locomotoras actuales, que han adquirido una auténtica forma estética gracias a la intuición de los constructores más que a sus cálculos técnicos.
Si analizamos estas formas observamos que se acercan a datos científicos. Ello demuestra que el arte se adelantó a la ciencia. El cálculo a menudo trabaja con coeficientes desconocidos pero importantísimos. Por lo tanto, es inútil hablar de racionalismo puro, porque éste es ilimitadamente extensible. El artista intuye, el calculador técnico verifica. Lo que es extraño, pero ya indiscutible, es que el artista y el técnico tienen dos temperamentos diametralmente opuestos. El primero llega rápidamente a la solución coordinando hechos subconscientes pero todos alineados en un hilo lógico de ideas; el segundo lo hace con un sistema consciente de hechos pero sin conocer siquiera la lógica real, confiando en el hilo lógico del artificio (una máquina que frecuentemente, por mal uso o por simple distracción, conduce a los resultados negativos más inesperados).
Por lo tanto ¡nada de racionalismo puro! Arte y ciencia corren en la misma vía y, para que puedan evolucionar rápidamente, es necesario que caminen unidas. Entre ellas no puede existir nunca el contraste, puesto que cuando eso ocurre es el primer síntoma de la decadencia de ambos.
Por lo tanto ¡que los artistas y los técnicos colaboren!
CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS
Pequeñas y ligeras construcciones de acero laminado inoxidable -Construcciones impermeables, cierres herméticos - ¡Basta de esas grandes aperturas que están tan de moda! - Herméticas y brillantes construcciones blindadas, rotatorias, que pueden hundirse en el suelo, móviles - Formas esbeltas, encerradas en cárteres, sin aristas, uniones redondeadas, elipsoidales, coberturas parabólicas.
Coloración polícroma y claroscuros con fines miméticos, es decir, policromías que imitan los colores del paisaje-entorno - (concepto ya aplicado por seres organizados como las flores, las mariposas, los peces, etc.). Éste es un terreno en el que la pintura futurista puede encontrar una amplia aplicación y en el que el genio creador de los pintores puede llegar a auténticos inventos-obras de arte.
Eso es la lírica de las casas-máquina del siglo; auténticas máquinas que funcionan porque son realmente útiles; casas, porque son refugios seguros. Cascarones sólidos y ligeros contra todo ataque y todo peligro.
El hombre debe conservarse sobre todo a sí mismo, y junto con él debe conservar a su especie. Por ello la raza italiana, encarnada por Mussolini y elegida por ingenio y por ánima, no debe desaparecer sino dominar.
CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS
I. Construcciones mecánicas: antibacterianas - antisísmicas - antibélicas - antigás.
II. Estructura resistente tipo crustáceo: coraza portante de chapa con refuerzos - Eliminación de las vigas macizas.
III. Cámara impermeable al ruido, al calor, a los gases (en las cámaras sistemas de calefacción, refrigeración, eléctricos, ventiladores, ozonizadores).
IV. Vigas ligeras y tubulares: cilíndricas, ovaladas de acero estirado o duraluminio.
V. Aperturas pequeñas, cierres herméticos con juntas de fibra, goma, cobre o aluminio.
VI. Aspiradores de aire con filtro antigás (neutralizadores) y filtros antibacterianos (ozonizadores).
VII. Cristales dobles y triples de alta resistencia, irrompibles.
VIII. Tubos de comunicación aéreos y subterráneos para aprovisionamiento (neumáticos) - pasadizos, etc.
IX. Cimientos sobre platabandas de cemento y apoyados sobre amortiguadores hidráulicos.
X. Trincheras y pozos de hundimiento para edificios de interés vital.
XI. Rotación para orientar convenientemente y aprovechar, en tiempos de paz, la iluminación y las propiedades termo-radioactivas del sol, y para conseguir, en tiempos de guerra, la defensa y la ofensiva antiaérea.
XII. Formas estandarizadas - estampadas en serie. Fabricación de las piezas en grandes talleres y montaje en el lugar de destino.
La fisonomía será, pues, decididamente inherente al sistema lógico constructivo de la chapa y, por lo tanto, eminentemente mecánica. Lírica exaltación de la estética lógica intuitiva. ¡Estética libre de culturismo estético! - Tradicional no como forma sino como progreso.
Creemos que el italiano posee sólo una tradición para recordar y conservar: ¡la civilización!
Todo esto, que puede parecer un sueño fabuloso del futuro, podría mostrarnos su inmanencia incluso mañana mismo, cuando nos despierte un zumbido de motores...... cielo denso de humo negro y amarillento que escuece en la garganta y sofoca, golpes secos y ensordecedores..... ¡demasiado tarde!
Nos guste o no, ésta es la arquitectura que nosotros elegiremos, organizaremos e impondremos, tan orientados al futuro como estamos, con nuestra fe y nuestro consciente entusiasmo de constructores.
Florencia, 30 de enero de 1933
Grupos futuristas de iniciativa dirigidos por Antonio Marasco
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